¡Adiós progreso, hola retroceso! Así es como el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) califica la propuesta de reforma que busca su eliminación. Según el órgano regulador, esta medida representaría un gran paso atrás para los usuarios de telefonía, ya que nos devolvería a un modelo obsoleto que ha demostrado ser totalmente ineficaz.
Bajo el régimen anterior, no hubo espacio para la entrada de nuevos competidores, no se mejoró la certeza jurídica y tampoco se garantizó igualdad de condiciones para todos los usuarios en términos de precios y calidad de servicios de telecomunicaciones. Además, la diversidad de voces y opiniones a través de estaciones de radio y televisión se vio seriamente limitada.
El IFT destaca que la autonomía constitucional ha sido clave para cerrar brechas y promover un mayor bienestar en el sector. Desde que se volvió autónomo, los precios de las comunicaciones han disminuido significativamente, mientras que la inflación ha seguido su curso. Se lograron avances como la eliminación de la larga distancia nacional, la implementación de la portabilidad numérica y un notable crecimiento en el mercado de banda ancha móvil.
Gracias a la labor del IFT, se han asignado nuevas frecuencias para servicios de radiodifusión a través de procesos transparentes, se ha fomentado la competencia y se han otorgado nuevas oportunidades en el sector. Sin embargo, a pesar de estos logros, el presupuesto del organismo ha experimentado recortes significativos, lo que pone en riesgo la continuidad de estos avances y beneficios para los usuarios.
En resumen, eliminar el IFT sería un duro golpe para el progreso en el sector de las telecomunicaciones, poniendo en peligro los avances logrados y afectando negativamente a los usuarios. Una decisión que nos haría retroceder en lugar de avanzar hacia un futuro más competitivo y equitativo en materia de comunicaciones.