Archivo - Un avión no tripulado MQ-9 de Estados Unidos durante una exhibición aérea el martes 23 de enero de 2018, en el aeródromo de Kandahar, Afganistán. (AP Foto/Massoud Hossaini, archivo)

Por El Comentarista Chido

Queridos lectores, agarren su café, su tamal o su celular (porque seguro están leyendo esto en el tráfico de la CDMX), y déjenme contarles el chisme político del día con un poquito de salsa y mucho humor. Hoy, nuestra presidenta Claudia Sheinbaum le puso un alto a los vecinos del norte, esos que a veces creen que México es su patio trasero. Sí, señores, ¡Claudia dijo “no way, José!” a la idea de que tropas, drones o misiles gringos paseen por nuestro cielo como si fuera festival aéreo!

Imaginemos la escena: Palacio Nacional, café de olla en la mesa, y Sheinbaum, con la calma de quien ya lidió con el Metro en hora pico, le dice a un emisario de la Casa Blanca: “Oye, compa, aquí la neta es que nosotros sabemos manejar nuestro changarro. Si quieren colaborar, perfecto, pero nada de que nos manden soldaditos o drones como si esto fuera Hollywood”. Y no, no es que Claudia no quiera ayuda; simplemente sabe que la soberanía no se negocia ni por un cargamento de hamburguesas.

Ahora, no nos hagamos los sorprendidos. Desde que “El Mayo” Zambada abrió la boca en una corte gringa, contando cómo sobornaba a diestra y siniestra, los del norte están que no los calienta ni el sol de Sinaloa. Quieren meter las narices en todo, desde el narco hasta el aguacate que exportamos. Pero Sheinbaum, con esa mezcla de doctora en física y jefa de colonia, les puso el freno: “Aquí hay inteligencia, no solo tacos de carnitas. Vamos a compartir datos, pero sin que nos invadan como en película de extraterrestres”.

Y no es solo una cuestión de orgullo patrio, ¡es sentido común! México no necesita que le manden un ejército foráneo para resolver sus broncas. Ya tenemos a la Guardia Nacional, a García Harfuch con su cara de galán de telenovela, y hasta a los “Servidores de la Nación” que, aunque suenen a superhéroes de Marvel, son más bien los que reparten las becas del Bienestar. Lo que sí necesitamos es que EU entienda que la cooperación es de dos, no de “tú obedeces y yo mando”.

Mientras tanto, en el Senado, el cotorreo no para. Entre que Noroña se pelea con “Alito” Moreno como si fueran compas de secundaria, y el PAN usa las confesiones de “El Mayo” como si fueran el guión de una novela de Netflix, la política mexicana está más entretenida que un capítulo de La Rosa de Guadalupe. Pero volvamos a lo importante: Sheinbaum está marcando la pauta. No solo dice “no” a la injerencia, sino que lo hace con datos en18, propuestas de inteligencia conjunta y hasta un guiño a la ONU por el caso de Pedro Castillo. ¡Eso es tener estilo!

Así que, amigos, brindemos con un jarrito de pozol por esta presidenta que no se deja intimidar. Y la próxima vez que alguien mencione drones gringos, díganles: “¡Mejor mándenme un taco de suadero y lo pensamos!” Porque aquí, en México, la soberanía se defiende con orgullo… y con un buen sazón. ¡Arriba México!

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