Queridos lectores, agarren sus palomitas y abróchense los cinturones, porque hoy México estrena Suprema Corte como si fuera la nueva temporada de una telenovela política: ¡Justicia a la Mexicana! Este 1 de septiembre de 2025, nueve nuevos ministros se sientan en las sillas más codiciadas del Poder Judicial, pero no sin antes provocar un alboroto que ni en el mercado de la Merced en día de quincena. ¡Y cómo no! La reforma judicial de Morena ha sido como meterle chile piquín a la sopa: todos están sudando, algunos tosiendo, y otros simplemente no saben si reír o llorar.

Hoy, mientras la presidenta Claudia Sheinbaum entrega su Primer Informe de Gobierno, los reflectores están puestos en la Corte, que estrena alineación como equipo de fútbol en la liguilla. Pero, ¿quiénes son estos nuevos árbitros de la justicia? Bueno, digamos que fueron elegidos en un proceso tan transparente como el agua del río Lerma (sí, ese que está más contaminado que el WhatsApp de un grupo familiar). El PAN y el PRI han gritado hasta quedarse roncos, diciendo que la elección fue más arreglada que un pastel de tres leches para un cumpleaños. Morena, por su parte, defiende que esto es la “voluntad del pueblo”, porque, claro, el pueblo siempre está despierto a las tres de la mañana votando por jueces, ¿no?

Ahora, no me malinterpreten. Una Corte renovada suena bien, como cambiar los muebles de la casa después de 20 años. Pero aquí el problema es que los muebles nuevos parecen haber sido diseñados por el mismo partido que ya controla el sillón presidencial y el Congreso. ¿Independencia judicial? Más bien parece que la Corte ahora es el primo que llega a la fiesta, pero solo baila al ritmo que le pone el DJ de Palacio Nacional. Y mientras tanto, en las redes sociales, el hashtag #NuevaCorte ya está lleno de memes: desde jueces con capas de superhéroes hasta comparaciones con los Avengers, pero con menos Thor y más controversia.

¿Qué significa esto para nosotros, los mortales que pagamos impuestos y esperamos justicia? Bueno, prepárense para un capítulo emocionante. Esta Corte enfrentará casos que van desde disputas por megaproyectos hasta los eternos pleitos por el presupuesto. Y si algo hemos aprendido de la política mexicana, es que aquí nadie se queda callado. La oposición ya afila las garras, los analistas sacan sus calculadoras, y los ciudadanos… pues nosotros seguimos tratando de entender por qué la justicia siempre parece llegar tarde, como el camión de la ruta.

Así que, amigos, mantengamos los ojos abiertos y el sentido del humor intacto. Porque si algo tiene esta nueva Corte, es que nos va a dar material para muchas columnas más. Por lo pronto, brindemos (con agua, que el alcohol no tiene consumo seguro, según Milenio) por una justicia que, esperemos, no termine siendo solo un buen deseo en el brindis de Año Nuevo. ¡Que viva México, su política y sus telenovelas judiciales!

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